Un grupo de hombres en círculo abrazados, sensiblemente y reflexivos
Foto de: Woman in Management

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Son acciones y conductas que atentan contra una persona sustentada en la idea que su género es inferior y/o no cumple con lo que se espera de ella en el ámbito social. La mayoría de la violencia se ejerce hacia las niñas, jóvenes y mujeres por el hecho de ser mujeres. Es principalmente machista y mayoritariamente perpetrada por hombres. La violencia de género no se reduce al golpe, también llamada violencia física. La violencia de género incluye muchas otras formas de violencia que perjudica la vida de las mujeres: las brechas salariales (violencia económica), acoso sexual en la oficina (violencia sexual) o mensajes ofensivos en redes sociales (violencia digital), son sólo algunos ejemplos.

Es una disciplina que proviene de las ciencias sociales, a raíz de los estudios de género, que busca comprender la raíz cultural del comportamiento de los hombres y quienes se identifican como tal. Es decir, la identidad masculina se construye en torno a normas y expectativas sociales de que le supone de ser un hombre y eso modela su construcción subjetiva y define su comportamiento social. La masculinidad es un concepto homosocial, es decir, aprendemos a ser hombres a través de los ojos de otros semejantes. Se usa en plural porque un hombre cambia su identidad en función de su edad, orientación sexual, clase social, territorio y contexto histórico, entre otras y por tanto, no existe una única manera de ser hombre, si no múltiples masculinidades.

Son acciones concretas que cimentan el camino hacia la igualdad. Si lo segundo, es un horizonte ético, es decir que hombres y mujeres sean tratados con igual dignidad y respeto y sean iguales ante la ley, equidad son las acciones que conducen a ello. Son medidas compensatorias, a raíz de desventajas históricas, que van equilibrando y compensando el camino de las brechas existentes entre los géneros. Por ejemplo, las cuotas de género en un parlamento o el uso de salas cuna para padres y madres, son acciones de equidad que permiten acortar esas desventajas que reproducen las desigualdades. Estas medidas favorecen tanto a hombres como a mujeres.

Es un debate que existe hace décadas en el feminismo. No es nuestro interés ponerle punto final. Lo que sí nos parece relevante plantear es que la equidad de género requiere de todos y todas y beneficia a la sociedad en su conjunto, no sólo a las mujeres. Si bien, las mujeres son protagonistas respecto al feminismo, los hombres somos protagonistas respecto a nuestros pares. Es decir, nuestro foco de trabajo es conversar, interpelar y compartir junto a otros hombres porque ahí radica una oportunidad para reflexionar y crecer en comunidad.

De muchas maneras, por ejemplo:

Asumiendo una responsabilidad respecto a las labores de cuidado. Ordenando, limpiando, cocinando a alguien enfermo, cuidando a alguien mayor. El principal espacio de sobrecarga cotidiana para las mujeres es el espacio doméstico. Ahí esta la principal y primera revolución que podemos hacer.

Cuidarnos a nosotros mismos: nuestra salud, nuestro cuerpo, nuestras relaciones afectivas. La mayoría de los conflictos que hoy aquejan a los hombres se debe a la imposibilidad de pedir ayuda y la tendencia a la autosuficiencia. Si los hombres presentan 4 veces mayor tendencia al suicidio, justamente se debe a que no estamos pidiendo ayuda a tiempo y reaccionamos tarde.

Saber compartir el poder. Si siempre tomo la palabra, aprender a cederla para que otros que hablan menos lo hagan. Si siempre mi compañera toma apuntes, ofrecerme para hacerlo. Si siempre mi amiga sirve el café, puedo servirlo yo.

Parte importante del trabajo que podemos hacer es aprender a escuchar a otras personas, reconocer que no tenemos por qué saberlo todo, que no siempre tenemos la razón, aprender a pedir disculpas y reconocernos incompletos. El problema no es equivocarse, si no la manera cómo gestionamos aquello en lo que fallamos.

Son espacios de reeducación masculina y tienen dos objetivos: desarrollar habilidades socio emocionales como la escucha y la empatía y construir un sentido de pertenencia junto a otros pares para fortalecer redes de apoyo.
Existen muchos tipos de círculos de hombres, pero en particular, en Ilusión Viril trabajamos con metodologías experienciales, es decir, abordamos temáticas centrales del género, como el poder, el ejercicio de la violencia y el consentimiento, pero se abordan desde lo testimonial y lo corporal, a través de dinámicas, juegos y ejercicios, tanto grupales como individuales. El foco está puesto en generar espacios de encuentro entre hombres para sentirse acompañados y poder reflexionar acerca de nosotros y nuestras conductas.

Es un modelo de enseñanza que promueve experiencias pedagógicas libre de sexismo, es decir, que niños y niñas tengan la posibilidad de desarrollar su potencial y sus talentos independiente de su género. Es importante porque colabora a que niños y niñas tengan las mismas oportunidades y desarrollen sus capacidades el máximo, es decir, potencia una educación igualitaria, pone el centro en la equidad y permite prevenir y sancionar situaciones de violencia, acoso, discriminación y marginación en razón del género de una persona. Es decir, permite que un niño pueda desarrollarse en la disciplina de la danza como una niña involucrarse en la informática y en la ciencia sin ser estigmatizados.